Varios hondureños comparten el sentir y pensar de esta forma en las redes sociales sobre el Domingo de Ramos inusual que se vive en la capital Tegucigalpa, en Honduras y en el mundo entero.
En la Catedral Metropolitana de Tegucigalpa en otros años se observaba alegría, entusiasmo y religiosidad con la venta de ramos traídos desde el campo por hondureños de escasos recursos y que con la venta de ese material, se agenciaban dinero para llevar que comer a su casa.
En esta ocasión no lo harán porque es mas imperante protegerse de un virus, el COVID-19.
Seguro que todas estas personas extrañan esos centavos que la venta de los ramitos de pascua les deja para estas fechas y que la naturaleza les da cada año.
Algunos colegas periodistas también comparten lo que han observado por el paso de la Catedral Metropolitana San Miguel Arcangel y les causa tristeza, faltan las flores, falta la misa a puerta abierta y llena de almas, falta el abrazo de La paz y los cánticos.
Pero resaltan que probablemente el año que viene sea mejor.