Irán aseguró este miércoles que el ataque con decenas de misiles a una base con tropas estadounidenses en Irak es solo el inicio de su venganza por el asesinato del general Qasem Soleimaní, y advirtió a Estados Unidos que no tome represalias.

Justo al terminar los tres días de funerales de Soleimaní, la Guardia Revolucionaria lanzó este bombardeo, subrayando que es «un primer paso de su dura venganza» y que cualquier acción de EE.UU. «enfrentará una respuesta más dolorosa y aplastante».

El blanco de los misiles balísticos iraníes fue la base aérea Ain al Asad, en el oeste de Irak, donde estaban posicionadas fuerzas estadounidenses y, aunque los proyectiles no fueron interceptados, se desconocen por el momento los daños causados.

En su comunicado, el cuerpo militar de élite iraní aconsejó a EE.UU. que retire a sus soldados de la región «para evitar más daños y para no poner en peligro la vida de los militares».

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