John Tully con una réplica de la pepita.Derechos de autor de la imagen Rachel Buckley
Image caption El experto John Tully, quien posa con una réplica de la pepita, dice que Welcome Stranger todavía no ha perdido su atractivo.

Hace 150 años, dos mineros de Cornualles, un condado en el extremo suroeste de Reino Unido, descubrieron la pepita de oro más grande del mundo.

Bautizada como «Welcome Stranger» (Extraño bienvenido), la encontraron cuando estaban explorando los campos de oro de Victoria, Australia, el 5 de febrero de 1869.

Cuando la encontraron, muy cerca de la superficie, pesaba 72 kilos y tenía 61 cm de largo.

Descendientes de John Deason y Richard Oates, a quienes les pagaron un poco menos de US$13.000 por ella, se reunieron en el sitio donde fue hallada.

Como parte de las celebraciones se hizo una obra de teatro con trajes de la época y se tomó una foto recreando el evento con parientes de los dos hombres.

Derechos de autor de la imagen Museo del Estado de Victoria
Image caption Para conmemorar los 150 años del hallazgo, se recrearon las fotos de la época donde aparecían los mineros y sus familiares.
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Image caption La misma escena, un siglo y medio después.

«Es una gran historia de dos hombres que se convirtieron increíblemente ricos en un instante. En esos días, eso no pasaba», señaló John Tully, de la Goldfields Historical Society.

«Hoy en día tenemos cosas como la lotería, con la que la gente se vuelve millonaria de la noche a la mañana, pero en ese entonces, no era así».

Fiebre del oro

Suzie Deason, de 38 años, es descendiente de John Deason y aún vive en la zona.

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Image caption En las celebraciones, una mujer apareció vestida como la reina Victoria.

«Cuando la gente escucha mi nombre siempre me pregunta dónde está el oro o si soy muy rica», dice.

«Desafortunadamente, no lo soy. Ni siquiera tengo alguna joya hecha de la pepita».

En la época del hallazgo, Moliagul -donde fue encontrada la pepita, alojada en las raíces de un árbol- era un pueblo marcado por la fiebre del oro, con 11 pubs.

En la actualidad, es mayormente una comunidad ganadera sin tiendas ni hoteles y con apenas un puñado de casas. Sin embargo, los buscadores de oro todavía se sienten atraídos por la zona, conocida como el Triángulo de Oro.

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Image caption Un monumento marca el sitio donde fue encontrada Welcome Stranger.

«La gente viene hasta aquí a probar suerte y pasa días y días tratando de encontrar su fortuna. Aún quedan pepitas de un tamaño considerable por aquí, pero nada como Welcome Stranger», cuenta Deason.

«Lo llamamos fiebre del oro. Es una enfermedad, una adicción a buscar oro».

La historia de Welcome Stranger

A mediados del siglo XIX, miles de personas viajaban a Victoria, Australia, con el sueño de hacer una fortuna, como parte de la fiebre del oro en Victoria.

Venían de todos los rincones de Australia y el mundo y, la gran mayoría, se iba sin haberlo cumplido.

Derechos de autor de la imagen Dunolly Museum
Image caption El increíble hallazgo fue representado durante las celebraciones.

Pero, para los dos mineros que habían llegado de Cornualles, el sueño se hizo realidad el 5 de febrero de 1869.

John Deason, oriundo de las Islas Sorlingas, al oeste de la costa de Cornualles, se mudó a ese condado cuando tenía un año.

Allí conoció a Richard Oates. Ambos aparecen registrados en el censo de 1851, como trabajadores de las minas de Cornualles.

Deason emigró a Australia en 1853 y Oates viajó hasta allí un año más tarde para trabajar en las minas.

Derechos de autor de la imagen Dunolly Museum
Image caption La réplica fue hecha en base a dibujos de la época.

En 1862 llegaron a Moliagul. Y, después de siete años de ganar suficiente dinero como para sobrevivir, hallaron la pepita gigante.

En una cuesta llamada Bulldog Gully, se encontraba una enorme pieza de oro encastrada en cuarzo y enterrada muy cerca de la superficie.

Era tan grande, que Deason escribió: «Trate de sacar la pepita con el pico, pero se rompió. Luego conseguí una palanca y saqué la pepita hacia la superficie».

Derechos de autor de la imagen Dunolly Museum
Image caption El Museo de Dunolly tiene una réplica de la gigantesca pepita.

La llevaron hasta la ciudad de Dunolly, a unos 20 Km, y la pesaron en el London Chartered Bank.

Una nota en el periódico local del 12 de febrero de 1869: «Estamos contentos de que el monstruo haya caído en manos de estos hombres tan trabajadores».

La pepita fue dividida en trozos inmediatamente, en parte porque era muy grande para las balanzas, antes de que pudiera hacerse un modelo de ella o tomarle fotografías.

Se hizo un dibujo basado en el recuerdo de aquellos que la vieron y ahora hay una réplica en el Museo de Dunolly.

Si la pepita se vendiese en la actualidad, su precio rondaría los US$2,7 millones.

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