Un nuevo estudio expone los efectos nocivos de los filtros de fotos de los smartphones en relación con los problemas de imagen corporal y condiciones de salud mental, como el trastorno dismórfico corporal. Este trastorno ha sido clasificado como parte del espectro obsesivo-compulsivo.

Las personas que padecen este trastorno pueden pasar horas obsesionadas con defectos menores o inexistentes en su apariencia.

Algunas de las personas que viven con trastorno dismórfico corporal tienen un historial de cirugías cosméticas innecesarias o repetidas; de ahí que se haya asociado con trastornos obsesivo-compulsivos, depresión mayor y tendencias suicidas.

Aunque las causas de este trastorno no están claras, los investigadores piensan que entran en juego varios factores, incluidos la genética y problemas neurobiológicos, como un procesamiento defectuoso del neurotransmisor serotonina (también conocida como hormona de la felicidad).

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Además, los factores ambientales también pueden influir en las posibilidades de desarrollar el trastorno. Las experiencias de la vida, como los traumas infantiles o los rasgos de personalidad, pueden influir en el riesgo.

Ahora, un nuevo estudio escrito por investigadores del Boston Medical Center en Massachusetts (EE. UU.) sugiere que podría haber un factor de riesgo adicional: las selfis.

Cómo los filtros de Snapchat pueden afectar a la dismorfia

En su artículo, los autores destacan el hecho de que la popularidad de las redes sociales y el creciente acceso a filtros en aplicaciones como Snapchat y Facetune tienen profundos efectos psicológicos.

«La omnipresencia de estas imágenes filtradas puede afectar la autoestima de una persona, hacer que uno se sienta inadecuado en cierta manera en el mundo real, e incluso puede actuar como un desencadenante y conducir al trastorno dismórfico corporal», escribe Susruthi Rajanala, líder del trabajo.

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Rajanala y sus colegas citan una investigación que muestra que las adolescentes que manipulan sus fotos tienden a estar más preocupadas con su imagen corporal. Además, las adolescentes con este trastorno recurren a las redes sociales en busca de validación estética por parte de los demás.

Una encuesta mencionada por los investigadores descubrió que en 2017, el 55% de los cirujanos plásticos trataron a personas que buscaban «mejorar su apariencia en selfis». Hace solo 3 años, esta proporción era del 42%. Solo va en aumento.

«Los filtros para selfis pueden hacer que las personas pierdan el contacto con la realidad, creando la expectativa de que debemos estar perfectos a todas horas», explica Neelam Vashi, coautor del estudio.

«Ha aparecido un nuevo fenómeno llamado dismorfia de Snapchat en el que los pacientes buscan cirugía estética para ayudarles a parecerse a las versiones con filtro de ellos mismos», aclara Vashi. «Esto puede ser especialmente dañino para los adolescentes y aquellos con trastorno dismórfico corporal, y es importante que los expertos entiendan las implicaciones de las redes sociales en la imagen corporal para tratar y aconsejar mejor a nuestros pacientes», agrega.

En su artículo, los investigadores advierten que no es recomendable la cirugía en estos casos, ya que puede empeorar los síntomas del trastorno. En cambio, sugieren una terapia cognitiva conductual e intervenciones empáticas.

Referencia: Photoshopping the selfie: Self photo editing and photo investment are associated with body dissatisfaction in adolescent girls. McLean, Paxton, Wertheim, Masters. International Journal of Eating Disorders. DOI: 10.1002/eat.22449

Selfies—Living in the Era of Filtered Photographs. Susruthi Rajanala, BA1; Mayra B. C. Maymone; Neelam A. Vashi, JAMA Facial Plast Surg. Published online August 2, 2018. doi:10.1001/jamafacial.2018.0486

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