Primero fue Iniesta. Luego Piqué. Ahora ha llegado el turno de David Silva. A los 32 años, el grancanario anunció el martes su adiós definitivo de la absoluta, casi doce años después de su debut oficial como internacional. Su paso por el equipo nacional deja tras de sí una huella imborrable, con la que el futbolista ha formado parte de una serie histórica de éxitos que arrancaron en los tiempos de Luis Aragonés y concluyeron con la dura caída en Rusia en el pasado Mundial. Un total de 125 partidos que se pueden resumir con sus indiscutibles números: dos Eurocopas y un Mundial. Una trayectoria que coincide con la mejor España de la historia, en la que Silva y la selección, cogidos de la mano, han tocado el cielo. Y no solo por el juego, también ha habido goles. 35 para ser exactos, de entre los cuales uno destaca por encima del resto. La final de Europa en el Olímpico de Kiev contra Italia en 2012, en lo que fue el máximo apogeo del combinado nacional. David abrió el marcador, y la absoluta se llevó el título por 4-0. Pero no siempre hubo gloria para España. Existió una época en la que el destino de nuestro fútbol no era conocedor del porvenir que se escondía más allá de las fronteras de unos cuartos de final. Unos tiempos en los que no había margen de error para entrenadores y jugadores. Etapas en las que la selección era capaz de juntar jugadores de talento extraordinario, preparados para asaltar los Mundiales, pero cuya suerte nunca estuvo ligada a este éxito. Pero allí no estuvo Silva. Etapa dorada Parte de aquella época sí vino protagonizada por Luis Aragonés. De las dudas y la desconfianza transformadas en desdicha tras el Mundial de 2006, en el que España cayó en octavos ante la Francia de Zidane, al esplendor por la conquista de la Eurocopa de 2008, con creación de un estilo futbolístico que marcaría el futuro de la selección española. Como pionero de esa filosofía de juego, el entrenador quiso contar con David Silva, al cual llamó a filas por primera vez en 2006 para un amistoso contra Rumanía, del que España salió derrotada. Casillas, Capdevila, Marchena, Cazorla, Senna, Iniesta, Ramos, Torres, y Silva. También Silva. De entre los 125 partidos del canario con España, él formó parte de aquellos que comenzaron a forjar la leyenda de la selección en 2008. Fue entonces cuando nació el mito de «la Roja» y su fútbol. «El Tiki Taka» de la mano del hombre que hizo debutar al canario dos años antes. Un comienzo amargo que lejos estuvo de servir como precedente en su carrera. Aunque mucho haya pasado desde entonces, la despedida del jugador del City del equipo nacional ha dejado tiempo para el recuerdo, tanto para las victorias como también para el hombre que lo inició en su camino como internacional: «Luis, un maestro al que nunca olvidaremos», señaló en la carta de despedida difundida ayer. De esta forma, la etapa dorada de la selección de España parece llegar a su fin. David se convierte en la tercera víctima del Mundial de Rusia, junto a Iniesta y Piqué. Antes habían caído otros. Hablamos de Casillas, Puyol, Fernando Torres, Villa o Xabi Alonso. Del triunfo en la final del Europeo de España en 2008 contra Alemania tan solo quedan dos supervivientes, Ramos y Reina. A pesar de su magnífico palmarés, Silva cuenta con un pero en su historial. ¿Qué pasa con Silva? Fue la duda que tuvieron numerosos aficionados durante el Mundial de 2010. El primer partido de al competición acabó en derrota contra Suiza por 1-0. Desde aquel cruce en el que el grancanario fue titular, hasta la final, Del Bosque solo lo volvió a contar con su juego en otro encuentro. Además, el decepcionante papel de la selección de Fernando Hierro, en el que Silva fue uno de los más cuestionados durante la estancia en Rusia, ha sido el último y amargo capítulo en el expediente del grancanario. Siempre quedará la incógnita de si Luis Enrique hubiera contado con él en las próximas citas. Aún así, Silva zanjó el debate en su adiós final: «Me voy feliz por todo lo conseguido, gracias».

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